Actualmente, los nanomateriales de carbono cuentan con un gran interés debido a sus múltiples aplicaciones en nanociencia y en energía fotovoltaica. Para alcanzar dichas aplicaciones, es necesario estudiar previamente las posibles vías de síntesis de estos materiales y cómo influyen éstas en sus propiedades.
Desde la invención de la tecnología de dispositivos de carga acoplada (CCD) en 1969, su sensibilidad ampliada desde el infrarrojo cercano hasta la región de rayos X del espectro electromagnético se ha utilizado con buenos resultados en una amplia variedad de áreas de aplicación (por ejemplo, astronomía, condensados de Bose-Einstein, imágenes de fluorescencia, fotometría, investigación del plasma, espectroscopia Raman e imágenes de rayos X).